Adiós, a la vida conocida, a los ojos llorosos, a lo que no tiene sentido. Como este post. Como la vida, sin sentido, sin rumbo sin descanso sin ti. Lágrimas que se destruyen, que se descomponen en lo que llamamos papel y que luego se evaporan para formar otras lágrimas que llamamos lluvia. Recuerdos que se entierran, para no volver a ser desenterrados pero que acaba apareciendo en el mapa del tesoro del que menos te interesa, para sacar de ahi cosas que quizás deberías haber enterrado mejor. Cielos despejados que se nublan para cubrirnos con todas esas lagrimas que una vez evaporaron para demostrarnos que todo vuelve de una manera o otra, para recordamos que aquella vez fuimos algo tal vez bueno o tal vez malo pero fuimos. Quien sabe si mañana seremos, o quizas sólo formaremos, parte de este inmenso mundo que rueda por el universo buscando respuestas de eternas preguntas que sin querer perdemos las respuestas en aquellas viejas cajas de recuerdos que enterramos y siguen ahi vida tras vida, muerte tras muerte y asi como si de una rueda se tratara. Esto no es un escrito para demostrar nada, ni para pensar que soy sino simplemente para escupir lo que siento, lo que esta ardiendo dentro de mi, que quizas a nadie le importa pero así soy yo: algo sin sentido.
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