La gente cuando madura se guardan en un cajón. Se compra un coche, una casa y se encajonan. Y una vez encajonados sólo importa lo que tienes dentro del cajón. Tu coche, tus hijos, tu casa. Lo que está dentro de tu cajón.
Parece que madurar sea como volver a esconderse, no sea que con la luz del sol tengamos ideas.
Por eso nos movemos de cajón en cajón, evitando lo máximo el exterior.
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